Se va acercando, para algunos peligrosamente, la Navidad.
Digo peligrosamente por todo el estrés que conlleva hacer regalos: las compras, el qué elijo yo este año, los bullicios, la publicidad, el ruido...
Si Papá Noel y los Reyes Magos existen de verdad, ¡se podrían ocupar ellos ya que estamos!
Es curioso, muy curioso, que cuando la gente habla en mis talleres de lo que le gusta y no le gusta de la Navidad, entre lo más nombrado en el polo negativo, suela estar ese consumismo desaforado que nos invade a todos por estas fechas. Y es curioso, muy curioso, que cuando la gente habla en mis talleres de la felicidad, suele decir que son momentos. No cosas, no, momentos.
Por eso quería escribir este post, para recordarte la importancia que tienen las cosas que no son cosas. La importancia y lo bonito de:
- Regalar tiempo.
- Regalar sonrisas.
- Regalar caricias, besos y abrazos.
- Regalar sabiduría.
- Regalar escucha.
- Regalar palabras.
- Regalar gratitud.
- Regalar paz.
- Regalar alegría.
- Regalar coraje.
- Regalar amor.
Y por supuesto, regalar y regalarte bienestar y crecimiento personal. Por ello te animo a apuntarte al taller que haré este próximo sábado 15 de Diciembre: Taller Desarmando a Papá Noel: ¡es Navidad y me alegro!, un taller para demostrarle al bueno (o malo) de Santa que la felicidad no se puede meter dentro de una caja, un taller para compartir (regalarnos) autoestima, inteligencia emocional, positividad y otras muchas cosas (que no son cosas) imprescindibles para tener no una época del año, ¡sino toda una vida!, llena de dicha y plenitud.
Te espero si estás ese día en Málaga, y si no puedo verte, recibe ya de mí este regalo: ¡un abrazo!