Hoy es el Día Internacional de la Felicidad, un día para recordar que la felicidad no es un privilegio, es un derecho, como lo es la salud. La felicidad, entendida como bienestar psicoemocional, ha de ser cuidada, respetada y facilitada. La salud mental no es algo que sólo se deba prevenir y tratar, se ha de promover.
El auge de la Psicología Positiva desde principios de siglo (la llamada Ciencia de la Felicidad, porque hace de ésta su principal objeto de estudio), ha generado que aparezcan multitud de corrientes, escuelas, congresos, conferencias, autores (también, por el lado negativo: gurús y charlatanes), que nos ofrecen su visión sobre la felicidad, a veces desde una perspectiva más científica, otras desde una óptica más personal y subjetiva y no por ello carente de utilidad práctica.
Así, hoy día, gracias a estas aportaciones, disponemos de un amplio abanico de recursos, herramientas y alternativas para mejorar nuestra percepción subjetiva de cuán bien nos sentimos, es decir, para ser felices. Pero lo cierto es que, a pesar de todos estos tributos a la felicidad, sólo existe una única manera de ser feliz.
Sólo una única manera.
Muchos estudiosos sobre la felicidad, ya sean psicólogos, sociólogos, investigadores... te dirán que esto es una burda mentira. Que no existe el secreto de la felicidad, que no hay una clave para ser feliz, ni una receta mágica, y que quien te la trate de vender simplemente estará tratando de timarte.
Pero la verdad es que, insisto, sólo hay una manera de ser feliz.
Y es ésta:
Sólo puedes ser feliz con lo que tienes.
Y esta afirmación, por su estructura lógica, es irrefutable. Aunque con matices. Y no pocas veces los matices son más importantes que las expresiones que los contienen.
Primera matización: que sólo puedas ser feliz con lo que tienes no implica que no puedas ser feliz de mil formas distintas, vale, pero: sólo puedes ser feliz con lo que tienes.
Segunda matización: que sólo puedas ser feliz con lo que tienes no implica que no puedas ser feliz con lo que tienes, pero: sólo puedes ser feliz con lo que tienes.
Desde luego, lo que no puedes, es ser feliz con lo que no tienes, por el sencillo hecho de que no lo tienes, no es, no existe.
Tercera matización: esto no quiere decir que no puedas obtener lo que no tienes, puedes hacerlo, y puedes ser feliz con lo que obtengas, pero recuerda: sólo puedes ser feliz con lo que tienes, hoy.
La negación, a través de por ejemplo la queja o los "por qué", el apego encarnado en necesidad por recuperar lo que se perdió, o los "y si" como manifestación de una pretensión irreal de certidumbre sobre el futuro, son actividades mentales dirigidas a rechazar una situación de vida. Negar lo que tienes para focalizarte en lo que no tienes. Esto provoca mucha insatisfacción y sufrimiento, además que no te orienta hacia el cambio, porque fija tu visión en las pérdidas en lugar de en las posibles ganancias.
Desde la aceptación de lo que es y se es, de lo que se tiene, nos es más fácil dirigir nuestra mirada y energía hacia nuevos objetivos. Y por supuesto que puedo sentirme insatisfecho con mi situación de vida en general o con aspectos particulares de aquella, y por supuesto que no he de imponerme sentirme feliz siempre en todo momento independientemente de mis circunstancias de vida, pero lo importante aquí es saber que resistencias psicológicas como la ansiedad o la frustración nacidas de la negación no te van a ayudar a cambiar tu situación de vida ni a sentirte mejor contigo mismo.
Por tanto, si te sientes feliz, acéptalo. Si te sientes infeliz, acéptalo, pues no estás obligado a sentirte feliz siempre, y desde ese punto de partida que es la aceptación, inicia tu camino hacia el cambio. ¡Buen viaje, un abrazo!