De 2015 a 2017 tuve el orgullo de formar parte del APOL: el servicio de Apoyo Psicológico On Line de la Fundación Punset. Una selección de psicólogos de toda España que contestábamos consultas en torno a problemas de depresión, ansiedad, estrés, pareja, desamor, y muchos otros.
Fue una gran cantidad de trabajo, más de 150 consultas publicadas, y una enorme experiencia de aprendizaje que me llevé y que quiero compartir con vosotros, publicando algunas de las consultas más destacadas que tuve la oportunidad de contestar.
Esta semana: NO ME ATREVO A SEPARARME, un caso real que nos muestra algunas de las dificultades con las que podemos encontrarnos al tomar la decisión de separarnos y qué podemos hacer para superarlas.
CONSULTA
Vivo con mi marido desde hace 28 años. Hace ya mucho tiempo que no soy feliz y tomé la decisión de separarme, pero cuando hablo con él del tema, sube mucho el tono, se enfada muy rápido y no consigo hablar de una manera directa y franca porque me dan miedo sus reacciones. No acepta mi decisión, no quiere entenderla y hace todo por recuperarme cuando yo sé que quiero seguir mi vida sin él. Desde hace 2 meses me hace acoso moral, se imagina cosas que no hay, mira mi teléfono, y apenas entro en casa no para de presionarme para que cambie mi opinión y darle una última oportunidad. Me afecta mucho psicológicamente, por supuesto. Intento explicarle que estamos sufriendo los dos y que es mucho mejor separarnos, aunque sea duro, pero no lo acepta. Acabar cediendo a lo que él quiere sería resignarme y renunciar a la felicidad. Soy su mujer, pero no puede obligarme a quedarme con él. No quiero eso, quiero recuperar el control de mi vida.
RESPUESTA
Pareces bastante segura de lo que quieres, así que la pregunta que cabría hacerse es: ¿por qué no lo haces? ¿Porque él no lo acepta, por miedo, porque te gustaría acabar de una manera cordial vuestra relación?
Después, comentas al final: “quiero recuperar el control de mi vida”. ¿Cuándo lo perdiste, cuando te casaste con él? Ser la “mujer de” o la “pareja de” no implica sumisión, no se pierde libertad ni ningún otro derecho por estar en una relación. Hay compromisos y hay responsabilidades, pero no pérdida de derechos. Tienes, como persona que eres, todo el derecho del mundo a tomar tus propias decisiones, a separarte de él, aunque no le guste, aunque se enfade.
Tu marido, por lo que cuentas, está mostrando una alta dependencia emocional hacia ti, al no aceptar el fin de la relación y preferir continuar en un estadio en el que ya ninguno de los dos os sentís bien, antes que iniciar un nuevo comienzo. La falsa creencia que nutre esa dependencia es la de pensar “no seré feliz, si no es con esta persona”. Una falacia, ya que podemos ser felices sin pareja o con personas muy distintas. Sin embargo, anular esa creencia y superar la dependencia emocional, es un trabajo que tiene que hacer él. Y tú no puedes esperarle, porque quieres ser feliz y tienes el convencimiento de que con él ya no puedes.
Si lo que te impide dar el paso es el miedo a una reacción violenta por su parte, has de saber que no estás sola en este proceso: puedes pedir ayuda a familiares y amigos, y sobre todo, denunciar tu caso para recibir protección y apoyo institucional. Suerte, un abrazo.