Desde ahora y, más o menos, una vez cada mes, publicaré algunos de mis posts antiguos más leídos. Así descanso un poco y recordamos ideas muy útiles a las que siempre viene bien hacer un repaso, porque en psicología tan importante es lo que conviene aprender, como desaprender, como recordar.
Esta semana, SUPERAR LA ADVERSIDAD, un post que publiqué originariamente en Enero de 2015 y que nos habla de una cualidad clave para el bienestar y crecimiento personal: nuestra capacidad de resiliencia.
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El optimismo nos prepara mejor, desde un punto de vista actitudinal, para afrontar los retos de la vida, es decir, nos dota de fuerza de voluntad. Si pienso que puedo lograrlo, pondré más empeño; si pienso que tendré suerte, me autoimpulsaré para la acción.
Pero hay veces que por mucho empeño que ponga, las cosas no salen como yo quería y no alcanzo las metas propuestas, ya que intervienen factores que están fuera de mi margen de maniobra, que no controlo, lo mismo que no controlo un accidente causado por fuerzas naturales, que me despidan porque a pesar de haber hecho mi trabajo de manera excelente la empresa se ve obligada a hacer recortes de plantilla, o que fallezca un ser querido.
Todo eso forma parte de lo que conocemos como adversidad, y la adversidad forma parte de la vida. No podemos pretender tener una vida sin adversidades y, lo repetiré mil veces, positividad no es pensar que todo te va a ir bien, es tener la convicción de que cuando las cosas no vayan bien seré capaz de seguir adelante. Tener una vida sin adversidad es algo que escapa totalmente de nuestro margen de maniobra, es algo que no controlamos. Pero sí que controlamos nuestra reacción ante la adversidad.
Y ahí es donde entra en juego la resiliencia: nuestra capacidad para sobreponernos a la adversidad. Resiliencia es... Qué narices, resiliencia es Rocky Balboa:
Ni tú, ni yo ni nadie golpea más fuerte que la vida, pero no importa lo fuerte que golpeas sino lo fuerte que pueden golpearte, y lo aguantas mientras avanzas, hay que soportar sin dejar de avanzar.
¿Por qué hay quien se hunde cuando pasa por un fracaso y hay quien se focaliza en las nuevas oportunidades que se le abren? ¿Por qué algunas personas se rinden ante el más mínimo contratiempo y otras se crecen frente a los desafíos? ¿Por qué algunos muestran una entereza sorprendente ante eventos trágicos y otros tardan años en superarlos?
Porque somos diferentes. Hay que aceptar esto. No todos partimos de la misma herencia genética, ni de las mismas experiencias vitales y por tanto del mismo aprendizaje. Pero si aceptamos esto, también debemos aceptar que podemos ser diferentes a nosotros mismos, sin cambiar lo que somos, sin cambiar nuestra esencia, pero podemos crecer: aprender, mejorar, superarnos...
Por eso la resiliencia es una capacidad susceptible de desarrollarse. Y he aquí una serie de factores facilitadores de la resiliencia:
- Foco de atención no en el problema, sino en las soluciones, alternativas o compensaciones.
- Sé consciente de tus fortalezas, recursos y virtudes.
- No seas victimista. No te recrees en el dolor. No te castigues. Autocompasión positiva = se amable contigo.
- Comprométete con el aquí y ahora. Planifica el futuro.
- No ocultes tu vulnerabilidad. La salida del dolor es a través del dolor.
- Acepta que la vida tiene una parte injusta.
- Aprende de los fracasos. Mira el lado bueno de los eventos negativos.
- No evites. Enfréntate a los problemas.
- Ten sentido del humor. Desdramatiza.
- Inspírate en modelos.Como Nick Vujicic, que nació en la adversidad:
Así que la próxima vez que la vida te golpee, dime: ¿te vas a quedar tumbado en la lona, o vas a levantarte?
¡Un abrazo!