Suelo decir que la vida es un carrusel de pérdidas y ganancias.
Así, ya sea por nuestras propias decisiones y acciones, ya sea por las de otros, ya sea por el propio curso de la vida, vamos a perder.
Vamos a perder cosas, vamos a perder personas, vamos a perder expectativas que nunca llegaran a cumplirse.
Tú vas a perder mucho de lo que tienes hoy y que te hace sentir feliz.
Puede parecer un panorama desolador, pero no lo es. Es la vida. Porque la vida implica cambio. Y el cambio implica pérdidas.
Y también ganancias.
Entonces, muchas veces, por miedo a perder no disfrutamos lo que tenemos, porque vivimos en un estado de tensión constante. En otras ocasiones ni siquiera somos felices con lo que tenemos pero como es lo que conocemos, nos aferramos a ello, por miedo a lo desconocido.
Las pérdidas suelen ser dolorosas. El cambio también, porque requiere procesos de adaptación donde imperan la frustración, las inseguridades y la incertidumbre.
Sin embargo, todo eso no se puede evitar, y por tanto no se trata de vivir tratando de evitarlo a toda costa. Eso es vivir instalado en el miedo al cambio y a la pérdida.
Creo que se trata de arriesgar, tomar decisiones, equivocarte, tratar de aprender de tus errores, volver a equivocarte, porque volverás a equivocarte (y mucho: hace poco le dije a un amigo que soy una persona que se equivoca mucho porque tengo mucho que aprender), aceptar las pérdidas y aprovechar las ganancias.
¿Y eso cómo se hace, maldita sea?
No lo sé (tengo mucho que aprender) pero creo que la clave está en tus pensamientos y emociones.
No es que no haya que sentir dolor o miedo cuando necesitas sentirlo. Permítete sentir esas emociones. Y en algún momento, decide sentir algo distinto.
Decido dejar de estar instalado en el dolor por la pérdida a través de la queja, de la lamentación, de la recreación del pasado, del rencor... y decido expresar mi gratitud por lo bueno vivido, porque si lo perdí significa que un día lo tuve, y doy gracias por ello y por el aprendizaje que posiblemente haya dejado en mi historia de crecimiento personal.
Decido dejar de estar sumergido en mis miedos a perder y en mis inseguridades producto de mis pensamientos negativos anticipatorios y mi negación de la transitoriedad de todo lo que existe, y decido afrontar con ilusión, esperanza, optimismo, paciencia y entereza los nuevos vientos de cambio que seguramente traerán otras cosas y personas a mi vida, distintas a las de antes, pero también bonitas y enriquecedoras. Quizá más. Quizá mucho más.
Decido dejar de culparme a través de mis pensamientos de automachaque por las decisiones (buenas o malas o mejores o peores) que conllevaron pérdidas, y decido aceptar que soy un ser humano que se equivoca y que... tiene mucho que aprender.
Y te aseguro que estas decisiones no harán (te lo aseguro, ¡carajo!) que dejes de sentir dolor o de sentir miedo. No. Ni de coña.
Pero ya no será solo dolor, no será solo miedo. También habrá gratitud, ilusión, esperanza...
Porque la clave no está en dejar de sentir emociones incómodas, sino en dejar hueco también a otras más agradables.
La clave no está en vivir con miedo a perder o aferrado a la pérdida, sino en seguir buscando las ganancias.
Somos buscadores con mucho que perder, que ganar y que aprender en esta búsqueda interminable y tan hermosa.
Aunque a veces duela.
Merece la pena.
Cuestiona siempre lo que escribo, que la duda nos acerca más a la verdad.
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Y recibe como siempre, en forma de ganancia, ¡este abrazo!