Así como para vivir una vida buena es importante poseer un buen conocimiento (sobre la mente, las emociones, las relaciones personales, la vida y el ser humano), para vivir un amor bueno, sano, también. Y, dentro de ese conocimiento, es importante saber distinguir la dependencia emocional, el enamoramiento y el amor.
- La dependencia emocional es la sensación de que necesito a la otra persona para poder vivir y ser feliz. Sin ella, no podré. Puede haber dependencia emocional y amor, pero también puede haber dependencia emocional sin amor; es un "te necesito" en lugar de un "te quiero". La dependencia emocional, fácilmente, nos hace vivir el amor de una mala manera, con ansiedad y con necesidad de posesión. Y fácilmente nos lleva también a abandonarnos, a dejar de lado a familia y amigos, y a nosotros mismos, y a encerrarnos en una relación en la que creemos que lo único importante es estar con la otra persona.
- El enamoramiento es un estado, es algo transitorio por tanto, y por ello se le conoce como una fase del amor. Se produce una explosión química en nuestro cuerpo (liberación de oxitocina y otras hormonas relacionadas con estados de placer y relajación), debido a una fuerte atracción hacia la otra persona. Esa explosión hace que me sienta muy a gusto con ella (o cuando pienso en ella), pero también hace que idealicemos a la persona, y, por ello, fácilmente, podemos acabar enganchados a personas hacia las que sentimos una fuerte atracción pero que no son buenos compañeros de vida.
- El amor es lo que puede quedar después del enamoramiento. Si tras enamorarme de una persona, y quitarme la nube de la cabeza, y conocerla mejor, me doy cuenta de que esa persona me atrae, me gusta, me trata bien, somos compatibles y hacemos buen equipo, se puede alcanzar un grado de intimidad, confianza y conexión que me hace sentirme bien cuando estoy con esa persona, pero también cuando estoy sin ella. No hay dependencia emocional, no hay explosión química, es un amor tranquilo y que se construye con el tiempo y con la dedicación.
Matiz importante: también se puede dar el caso de que yo no me enamore de una persona, pero con el tiempo, conociéndola mejor, me dé cuenta de que me siento muy bien con ella y se establezca una relación en la que haya amor. Es decir, no siempre tiene por qué darse que nos enamoremos primero para que acabemos amando a alguien. Es el caso, por ejemplo, de los amigos. De hecho, hay un estudio que afirma que dos tercios de las relaciones de pareja que se forman, previamente lo han sido de amistad.
Y, por descontado, lo que puede quedar después de un enamoramiento no tiene por qué ser amor, sino una relación tóxica, ya sea por dependencia emocional, por incompatibilidad de caracteres o por situaciones de maltrato.
Aunque, si tenemos un buen conocimiento, y usamos un poquitín la cabeza, será más difícil que nos pase.
Cuestiona lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.
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Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. También tengo un par de libros.
Y con amor, ¡recibe este abrazo!