Hoy, 8 de Marzo, es el Día Internacional de la Mujer. Y quería dedicarles este post por dos motivos:
Uno porque a mis talleres y terapias acuden más mujeres que hombres. Así que es una muestra de gratitud que no quería desaprovechar.
El otro: porque me parece una ocasión para, haciendo un paralelismo entre la mujer y la o el paciente, defender la fortaleza de ambos.
No sé si todavía se tiende a indentificar a las personas que acuden a terapias psicológicas o talleres de Crecimiento Personal como débiles. Supongo que, como hay de todo, es posible que también aún existan personas con esa opinión. Lo mismo que todavía existen ignorantes que llaman a la mujer: el sexo débil.
Ese sexo débil que se levanta por la mañana temprano para ir a trabajar y se acuesta tarde cuidando de sus hijos.
Ese sexo débil que es capaz de escapar de la violencia de género y empezar su vida de cero.
Ese sexo débil que día tras día se enfrenta a desigualdades laborales.
Ese sexo débil que lucha para que no la juzgen por su físico o su forma de vestir.
Ese sexo débil que soporta los dolores del parto cuando dan a luz a sus hijos, que aguanta las penas de la vejez de sus padres cuando sus vidas se consume.
Ese sexo débil que si acude a terapia psicológica o a talleres de crecimiento personal, lo hace precisamente porque saca su fortaleza y su coraje para empoderarse frente a sus problemas y resolverlos, si tiene la capacidad de hacerlo, y aprender de aquello que no se puede cambiar.
La mujer, como el hombre, es vulnerable, no débil. La diferencia entre un concepto y otro es que ser vulnerable implica que nos pueden hacer daño, que podemos sufrir. Ser débil es rendirse ante ese dolor y sufrimiento. Y la mujer, que tanto dolor y sufrimiento ha tenido que padecer a lo largo de la Historia, y de vuestras propias historias personales, se ha hecho fuerte. Os habéis hecho fuertes.
Exactamente como lo hace el paciente a través de su proceso terapéutico.
Por eso, hoy, Día Internacional de la Mujer, quiero daros las gracias, por inspirarme, como hombre, como psicólogo, por servirme de modelo de fortaleza.
Porque ni ser mujer, ni ser paciente, ni interesarte por tu salud mental y emocional, debería ser considerado nunca una vergüenza, sino un orgullo.
Este sábado día 11 de Marzo haré un Taller de Habilidades Sociales que no será sólo para aprender a relacionate mejor con los demás, sino sobre todo, contigo mismo. Espero ver allí a muchas mujeres, a muchos hombres, todos personas queriendo aprender, mejorar, y crecer.
Y la verdad es que, no me imagino el crecimiento personal, social y humano, sin la mujer.
Por eso, ¡feliz Día de la Mujer, a todos!