De pequeño, una de las primeras cosas que mal aprendí, es que los hombres no lloran.
Luego, las pelis de Schwarzenegger y Stallone me enseñaron que si quieres ser fuerte debes ser un tipo duro.
Y los primeros desencantos amorosos me descubrieron que si no quería sufrir, nunca debía mostrar mis sentimientos.
Y así crecí, como tantos y tantos chavales de mi edad.
Menos mal que un poco de psicología más tarde, y sobre todo, mucho de experiencia después, me enseñaron que la auténtica fortaleza se esconde en:
Las personas que son capaces de llorar... y sonreír tras el alivio de las lágrimas.
Las personas que con sus palabras pueden ir más lejos que lo que la violencia lo hará jamás.
Las personas que tienen la osadía de abrir su corazón sin miedo a que se lo rompan.
Porque no es fuerte aquél que evita el dolor o esconde su vulnerabilidad... sino aquél que comprende su sufrimiento y acepta sus limitaciones.
Y a partir de entonces, es capaz de aprender, superarse y crecer.
Las personas más fuertes que he conocido no llevaban uniformes militares ni portaban semiautomáticas. Las personas más fuertes son las más auténticas, las que se conocen y valoran y por ello se muestran a los demás tal como son.
Las personas más fuertes son aquéllas que más capacidad de amor tienen para dar y para darse a sí mismas.
Las personas más fuertes:
1. Piensan de manera racional y positiva.
2. Comprenden, expresan y regulan sus emociones y las de los demás.
3. Se conocen y valoran.
4. Aprender de las adversidades y fracasos.
5. Ven los retos del futuro como oportunidades.
6. Aman, aman, aman...
Es decir, no tienen biceps de acero ni pecho de hojalata. Tienen Psicología. Psicología Práctica Aplicada a la Vida que, como vemos recientemente por los hechos sucedidos en Barcelona, se ha convertido en algo imprescindible para sobrevivir.
Ojalá nuestros gobernantes cultivaran esta psicología más a menudo. Pero si no, no pasa nada, mejor no quejarse por lo que no hace el otro que pueda hacer yo:
Este sábado 7 de Octubre Taller de Mindfulness en Emociones. Un taller en Málaga para, a través de la meditación, aprender a convivir con nuestras emociones dolorosas. Para aprender a vivir con dolor y con amor.
Porque no es más fuerte el que huye del miedo o de la tristeza.
¡Es fuerte el que es capaz de abrazarlos!